martes, 16 de marzo de 2010

ARGENTINA - "NUEVA VISITA A UN MUNDO FELIZ"

INTRODUCCION

Estas ideas que leerás a continuación las escribí en septiembre del año pasado y las envíe para su publicación al prestigioso diario La Nueva Provincia, de Bahia Blanca. Se me dijo que la publicarían pero por alguna razón, que poco importa, nunca se hizo.

De todos modos, quiero compartir con vos su contenido pues creo que sino en todo, encontrarás en el algunos temas de interés, habra en algunos coincidencia y seguramente en otros no. Pero creo que la mágia no es aplicable en el mundo de la economía ni en la gente que tiene que vivir dentro de ella. 

Henry

"A partir de haber leído el libro de Aldous Huxley, Nueva Visita a un Mundo Feliz, ya sólo su primer capítulo fue disparador de distintas ideas que en forma de embudo terminaron en la Argentina, nuestro país. En ese primer capítulo aborda, según su perspectiva, la problemática del exceso de población en el mundo, lo que nos “invita” a la reflexión sobre temas que hoy afectan al hombre y a la humanidad.

Asocia, al abordar el tema del exceso de población, a la libertad de elegir hacer y no es mi propósito profundizar en el planteo filosófico.

Sin embargo, es un hecho que no todos en el mundo hemos podido desarrollar el mismo concepto de libertad y esto ha sido consecuencia, principalmente, del destino de haber nacido en uno u otro país y junto con ello, el momento cronológico de la vida en la que a cada uno de nosotros nos toca vivir en esos países.

Y esa cronología nos marca que el concepto de libertad, más allá de los conceptos básicos que cada uno tenga sobre ella, han y seguirán cambiando según los momentos en que a cada uno le toque vivir.

De hecho, el lenguaje que ha sido la base de nuestro entendimiento y eventualmente lo que ha convalido nuestro entendimiento, se lo manipula para dar a las palabras el sentido que cada uno quiere darles, particularmente por quienes gobiernan a las personas.

En lo que se refiere a la libertad, Huxley menciona que hoy sólo queda, medido en términos de cantidad de individuos, bolsones de gente que se desarrollan bajo lo que siempre hemos, nosotros en Argentina, conocido por libertad, y esto se da sólo en algunos países de Occidente. Si tomamos la cantidad de gente que hoy vive en el planeta, algo más de 6.000 millones de personas, es claro que son pocas las que pueden decir viven en la libertad que supimos conocer en Argentina, y todo indicaría que esto no es obra de la casualidad.

Por un lado ha habido en la historia del mundo moderno, líderes que han dado a la condición humana la posibilidad de la libertad y el derecho al bienestar dentro de ese contexto de libertad. Simultáneamente, han y siguen habiendo líderes que han juzgado que son ellos quienes tienen que decidir el nivel de libertad y bienestar que pueden acceder los humanos que pueblan los países por ellos gobernados. Finalmente, está el grupo de líderes que directamente han eliminado todo tipo de libertad. Ellos deciden todo.

Muchos de nosotros desconocemos la variedad de esos mundos en profundidad suficiente como para opinar pues es indudable que países como China e India, por su inmensa cantidad de habitantes deben requerir de un singular tipo de organización societaria para que sus habitantes puedan decidir qué hacer con sus vidas. Por ello, es poco probable que podamos ver en esos países el nivel de libertad a la cual los occidentales hemos estado acostumbrados. Los hechos muestran que en décadas recientes en algunos de esos países ha habido avances respecto a esas libertades pero juzgo que por ahora sólo han afectado marginalmente a sus poblaciones y dudo que puedan generalizarse.

El problema es aún mayor cuando al número de personas agregamos la pobreza generalizada en varios puntos del planeta, pobreza que en algunos casos es espantosa y en otros, comparativamente algo menor, se trata de gente que vive con dignidad y bajas expectativas sobre lo que les pudiere tocar en el paso por esta vida.

Pareciera entonces que el crecimiento de la población en el mundo, particularmente en los países identificados como de mayor pobreza, traen consigo, en términos generales, el ser países con restricciones a la libertad, todo lo cual genera no un problema, sino varios, según desde donde se lo quiera ver.

Por un lado pareciera verificable que los gobiernos no han generado las condiciones de sanidad, servicios, oportunidades en general, para que este crecimiento demográfico haya tenido un valor colectivo, y de hecho no hay por el momento indicios que en quienes están a cargo de conducir el mundo y los “sub-mundos” estén en condiciones más que en administrar esta situación, algo que es cada vez más incontenible.

Frente a esta situación, uno se pregunta si la pobreza y el hambre no son una variable de ajuste para impedir que miles de millones de personas puedan progresar. Y esto pareciera resultar claro por la propia naturaleza del hombre. Sólo cuando una persona tiene resuelta su comida es que puede pensar en otra cosa. Si entonces se mantiene a la gente en ese estado, y sumado a ello, dentro de la más absoluta ignorancia en materia educativa, podría indicarse que lo que muchos padecen no es casualidad sino causalidad y siendo esto así, queda sólo por pensar que han sido y son los gobiernos quienes han decidido por acción u omisión, que esto se mantenga en esta condición; en algunos casos con un grado de flexibilidad que permitiría pensar que se trata de países integrados al mundo de la libertad.

Apartándonos por un momento de este gran problema que presenta el mundo como conjunto, no puedo más que pensar en Argentina un país donde estos problemas no debieran existir. No tendríamos que tener problemas de hambre por ser un país con capacidad de generar alimentos. No tendríamos que tener problemas de pobreza si es un país despoblado en función a su extensión, por el contrario, necesitamos más mano de obra calificada para crear masa crítica económica, y finalmente; no tendríamos que estar sujetos al cuestionamiento de nuestros valores ya que a través de la declaraciones de independencia se abrazaron los conceptos de libertad del hombre y de sistemas constitucionales y jurídicos para velar por esas elecciones. Sin embargo, en la práctica las cosas no están funcionando bajo esas premisas.

Hoy en Argentina al igual que otros países de América Latina se encuentra en la pobreza la mejor arma para “eternizarse” en el poder y donde las prácticas de gobierno, están siendo manipuladas con tal objetivo. Las cosas no suceden por casualidad.

Cuanto mas empobrecida está la gente, cuanto menos preparada en materia de educación, su capacidad de elección es menor y por ello las mayorías optan por “pactar” con los gobiernos cambiando voluntades a precio vil por un voto que vale millones en función de lo que los gobiernos finalmente terminan haciendo, que es sumir a la gente en mayor pobreza. Así funciona este círculo vicioso donde la pobreza ha pasado a ser una moneda de cambio para quienes han sido sumidos en esa condición.

¿Quién resuelve en Argentina el hambre y la pobreza?

No vendrá nunca de quienes están actualmente gobernando, pues ya hemos constatado desde lo tangible, lo diario, en lugar de lo declarativo, que para ellos esta condición es requisito para intentar perpetuarse.

Si concluyéramos que del Poder no se puede esperar mas nada, ¿Qué hacemos? ¿Esperamos la destrucción total de un sistema y un aparato generador de riqueza? Si tampoco es responsabilidad de los empresarios el verse involucrados activamente en este proceso, la pregunta es, quién puede contribuir a que los principios fundamentales de los argentinos no mueran, pues, mientras nos siguen distrayendo con nimiedades los hechos se generan a una velocidad en la que vamos indefectiblemente a la sepultura de un sistema político y de vida para todos los Argentinos.

Y es así que uno de los principales problemas que nos han conducido a esta situación y por ello crearse como “caldo de cultivo” es el error de no saber, ni querer saber, cómo se puede generar riqueza, es más, tampoco entender qué es riqueza. En lugar de estar dentro de un círculo virtuoso estamos en uno vicioso, que a lo único que conduce es a que cada vez seamos más los argentinos pobres y cuando todos seamos pobres no habrá más riqueza para redistribuir. Los hechos muestran que lo que se viene redistribuyendo con eficiencia es la pobreza.

Lo que es inaceptable es que un país como Argentina con todo lo que tiene esté siendo hundido. Hay otros países que realmente no tienen capacidad de estar bien, ya sea por falta de recursos, superpoblación o pobreza extrema, entre otros.

El principal problema que hoy tiene la Argentina es que es gobernada por gente que genera pobres y no ricos y lo que necesitamos es que cada vez sea mayor el numero de ricos, y si queremos ir un poco más a fondo, entender por rico que la gente tenga trabajo y resultado de ese trabajo su comida, vivienda y educación, no limosna de urna. Eso para muchos en Argentina sería ser “millonario”. Argentina no puede darse ese lujo. Menos de 40 millones de personas para un país totalmente despoblado es despropósito. ¿O a caso queremos llenarnos de gente de otros países que irán trayendo sus propios problemas?

Quiero entonces compartir que la única fórmula para salir de esta encrucijada se basa en algo que me enseñaron cuando era muy joven y que más grande he visto funcionar en muchas economías del mundo. Al tratarse de un círculo virtuoso el mismo tiene una doble lectura con idéntico resultado.

Para que haya PAZ SOCIAL se necesita que haya TRABAJO

Para que haya TRABAJO se necesita que haya INVERSION

Para que haya INVERSION se necesita que haya AHORRO

Para que haya AHORRO se necesita que haya RENTABILIDAD


Si hay RENTABILIDAD hay AHORRO

Si hay AHORRO hay INVERSION

Si hay INVERSION hay TRABAJO

Si hay TRABAJO hay PAZ SOCIAL


Es evidente que este esquema sólo puede funcionar en un sistema previsible, confiable e inquebrantable por parte de quien tenga el poder de turno, dicho de otra forma, seguridad jurídica.

Hoy juzgo que estamos en la vereda de enfrente respecto a esta materia. Romper contratos sociales y comerciales por parte del gobierno es lo recurrente.

El país está adormecido, en la Agenda no figura generar un clima de negocios que invite a los que están y quieren estar, invertir en Argentina. El gobierno cree que el Estado se puede hacer cargo de todo y por ello no escatima en destruir valor, en lo económico y en una moral que está por el piso. Argentina es un conflicto permanente.

Mientras se siga pensando que hay alternativas a “la fórmula” arriba mencionada, el deterioro será cada vez mayor y más lejos estará la Argentina de recuperar a su gente."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Henry:

Me gustó mucho tu artículo. Tenés toda la razón en que resulta inaceptable que haya tanta pobreza en nuestra Patria, Argentina.
Si bien esta apreciación es absolutamente cierta, difiero en cuales son las causas de dicha pobreza.
A mi entender, y sería bueno corroborarlo estadísticamente (yo no dispongo de tales datos) en nuestro país, la producción agropecuaria se incrementó fuertemente en los últimos 10 años.
La producción de soja es un ejemplo de ello, bate nuevos records año a año, a pesar de las famosas retenciones...
Sin embargo, me pregunto, simplemente, cuánto se incrementó en el mismo lapso el salario del peón rural??
Seguramente la respuesta será que muy poco.
Me pregunto también, cuánto se incrementó en Argentina el salario del peón industrial, con producciones récords de vehículos, por citar solo un ejemplo de la industria automotríz.
Seguramente la respuesta será: Muy poco.
La fórmula que tu planteas tiene un Talón de Aquiles, y está en la rentabilidad de la Inversión.
Es evidente, que a sueldos más bajos hay mayor rentabilidad. Como ejemplo tenemos a China, que está alcanzando niveles de producción industrial récords, con salarios bajos y trabajo esclavo.
No creo que en el caso de Argentina la culpa de la pobreza sea de los gobiernmos de turnos en un 100%.
Estoy seguro que la falta de solidaridad, la avaricia y voracidad de los empresarios locales, es la principal causa de la pobreza en nuestro país, y asimismo, la causa de que cada día se vean más nuevos ricos, por no llamarlos negreros, y más pobres.
Coincido en que la falta de educación también lleva a la pobreza y que ésta última es utilizada para su propio beneficio por parte de la clase política Argentina, evidentemente subvaluada de valores morales, y ávida de lograr el Poder a cualquier precio. Se´ria también interesante dar una mirada crítica sobre el país más libre del mundo. Sin duda los Estados Unidos de Norteamérica.
Me pregunto entonces hasta que grado llega la libertad de sus ciudadanos cuando históricamente comprobamos que allí nunca hubo Golpes de Estado, ni asonadas militares contra ningún gobierno.
Podemos observar con espanto, que cuando un dirigente político no es afín a los intereses del país, sencillamente, lo matan. Ej: John F. Kennedy.
No debemos pensar que el nuestro es el peor país del mundo. Es cierto que la corrupción es generalizada, pero también es cierto que existe la corrupción a nivel privado, no sólo a nivel estatal o gubernamental.
Volviendo al tema planteado en tu artículo, dicho en forma sencilla: "Cuando alguien gana otro pierde"
Es así que el capital, si no tiene la regulación estatal adecuada, sin caer en el comunismo-capitalista chino, donde tienen mano de obra esclava, siempre irá a invertir donde pague menores sueldos y donde obtenga mayores beneficios fiscales.
Para mí otra de las causas de la pobreza en Argentina es la anacrónica carga impositiva sobre los que menos tienen, a través del I.V.A.. Distinta sería la situación si los que más tienen más pagan como es el caso del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Allí sí tienen un sistema impositivo más justo que el que impera en Argentina. Deberíamos aprender a copiar las cosas buenas...
Finalmente, te felicito por tu análisis y por tu preocupación en la búsqueda de ideas superadoras para que nuestra Patria pueda salir de la situación de injusticia en que se encuentra.
Un fraternal abrazo.
Carlos G. Guiñazú